El club deportivo de montaña y escalada "Like Sport" con la colaboración del club de montaña Reto Everest de Elche, la marca de ropa deportiva Lurbel y el Ayuntamiento de Finestrat, entre otros, organizaban el III Desafío Aitana, con salida y llegada a la población de la Marina Alta, de Finestrat.
Una prueba deportiva que se ha consolidado en el calendario de carreras de montaña que ya cuenta con una parte de los mejores deportistas de España en esta modalidad, dentro de la serie de Skyrunners, además de tener corredores de 15 países diferentes.
Este 2016, el "Desafío Aitana" contaba con 3 modalidades 40K, 86K y 120K, con desniveles para tenerlos en cuenta, 2700+, 5200+ y 7100+, es decir, una prueba dura, donde se tenía que estar bastante preparado, así lo hicimos a lo largo de unos cuántos meses, Cucu, Ato, Lauren, Rubén, Josep M y Fabian.
Bien es verdad que no podíamos faltar esta cita, y algunos repetíamos, Rubén y Cucu la hicieron el año anterior, y Josep Miquel era la tercera vez, a pesar de estar concienciados de la dureza que tenía la prueba, incluso, era (es) puntuable para la UTMB (Ultra Trail Mont Blanc), con 6, 4 y 3 puntos, respectivamente.
Quedamos temprano porque nos teníamos que desplazar a Finestrat, aparcar, recoger el dorsal, preparar las mochilas (carrera denominada de autosuficiencia) y llegar al lugar de salida que era en la plaza de la Unión Europea.
Este carácter de autosuficiencia significaba que había pocos avituallamientos, en la modalidad de 40K, la cual corríamos, sólo 3: a la fuente del Molino, kilómetro 15, al helipuerto de Polop, km. 25,7, y al paso de la Rabosa, al km 33,6, lo cual también significaba que se tenía que gestionar mucho las fuerzas. Y así lo hicimos los seis corredores "xixonencs".
Se acercan el alcalde y el regidor de deportes de Finestrat momentos antes de empezar la prueba. Han hecho la salida de los 120K a las 11:00 de la noche del viernes, la de 86K a las 6:00 de la mañana y la de 40K. Los hemos visto solucionando problemas a pie de cañón y han dado buen apoyo a la prueba, tanto físicamente como económicamente. Las calles están llenas de visitantes y deportistas. Buena salud económica para todo el mundo.
Si nos centramos en la carrera propiamente, después de hacernos un café rápido para activar el cuerpo, pasamos el corralito: los organizadores comprobaron que todos traíamos el material obligatorio, es una carrera de montaña seria, y se tiene que ir preparado. De hecho, nos encontramos un corredor que no había pasado el control y no llevaba ni agua. Le dijimos que el Puig Campana ya era una montaña para considerarla, donde tienes que ir preparado, porque a pesar de ir la gente caía al kilómetro vertical, y en un posado de soberbia nos contestó que él tenía suficiente...
El espíquer ya nos tiene fichados: “Aquí están los *xixonencs”. Lauren lo saluda efusivamente, Toni es más reservado. Entramos al corralito, no vemos a Cucu, Rubén y Fabián. Por los altavoces dicen que el dorsal 612 vaya a la mesa de tiempo. Lauren se mira el dorsal y es el de él. Vamos los tres y solucionamos el tema de las llaves del coche que habíamos dejado al guardarropa y que razonablemente comentamos que no las podemos dejar, y le decimos a la espíquer que nos haga de guardallaves donde acepta amablemente. De repente, aparecen con avidez y nervios, los tres compañeros que faltaban.
Se abren las puertas que dan a la salida, todo el mundo empuja; hoy interesa agarrar posiciones. Todo el mundo saca la gopro, iphone y similares para inmortalizar el momento. Josep no es menos.
Suena música rock fuerte y animosa, se levantan las manos, cuenta atrás... los primeros salen fritos, a partir del 50 es más medida la salida. Lauren pide ritmo, Toni dice que va bien. Rubén y Cucu, ya están por delante, y a Fabián lo hemos perdido. Cada cual tiene que hacer la suya carrera, nos quedan 40 kilómetros.
El primer trozo sirve para tener un buen ritmo, nos acercamos al primer peldaño que habrá que salvar: la sierra Cortina 522 m., una sierra ante Benidorm, donde las vistas son más que privilegiadas, un balcon de primera línea de montaña. Sólo por estas vistas ya vale la pena el sufrimiento que nos vendrá después. La parte final de la subida es empinada. Esperamos a Lauren que va escuchando el grupo Extremoduro.
Bajamos por la otra parte de la montaña y nos dirigimos por una senda entre pinos hasta el primer avituallamiento que lo encontramos a la fuente del Molino. Cargamos las garrafas, comemos chocalate, golosinas, plátanos y naranjas, y nos hacemos la foto al kilómetro vertical[1]. Es la parte más dura, y la que tenemos que tener más cabeza.
Es ese momento cuando Toni Alcover tira, seguidamente va Lauren, que espera a Josep Miquel pero que con problemas estomacales hace que con las miradas se lo digan todo y cada cual subio a su ritmo.
En poco más de una hora y media deshacemos estos 4 kilómetros, donde también apreciamos como la gente cae al no haberse dosificado bien.
Llegamos al alto del Puig Campana (1.408 m.), la parte más alta de los 40K. Pasamos el control al mismo pico, y unos momentos para divisar este regalo que tiene escondido este deporte. Las vistas son bastante difíciles de explicar. Nos dirigimos, con un paso más seguro que rápido, por la bajada que es muy técnica, al coll del Pouet. Algunos omiten las cintas y bajan por las canteras. Si todos tuvieramos el mismo respeto por la montaña... los caminos están para seguirlos y si hacemos atajos, erosionamos un poco más.
Aquí encontramos el nuevo tramo de los 40K. Si el año pasado íbamos a los Castellets dirección Orxeta, este año íbamos hacia el Ponotx (1.182), dirección Polop, por la senda del Cigarrí y lo enlazamos al pla del Cantal. Una subida dura, ya llevamos en las piernas unos 1700+, y la bajada hacia Polop es larga y a la vez bastante vertical.
En esa bajada, un control sorpresa. Al helipuerto, nos cargamos otra vez bien las mochilas, y comemos unos buenos bocadillos. Y no podemos perder más tiempo.
Subimos hacia el mas del Pi por el Castellet; las distancias ya son considerables. Los corredores y las corredoras van solas; son los momentos donde se piensa. Al alto del Castellet estan los restos del que sería un castillo musulmán. En las paredes hay gente escalando. Un hombre que hace solitario la oliva, donde después sacará un buen aceite. Una pareja de excursionistas pasean tranquilamente con su perro ...
Llegamos a la coveta de la Moscarda, subimos el coll del Llamp (928 m.) y bajamos para después volver a subir hacia el paso de la Rabosa (1.059m), donde esta el último avituallamiento y nos juntamos a la circular del Puig Campana. Sólo nos queda bajar hacia Finestrat.
Miramos el gps, y nos indica que hemos superado ya los 40 kilómetros, una cifra que se hace psicológica, pero no eran 40?
Doblamos excursionistas que están pasando el sábado, nos dejan y otra vez decimos un seco gracias. Ya vemos el campanario de Finestrat. Tenemos a nuestra izquierda el mítico y antológico Puig Campana. Hemos sufrido, no lo dudamos, pero empieza a salir una buena sonrisa, de felicidad, de haber cumplido un gran reto. Los podemos asegurar que no estuvo fácil conseguir llegar.
Rubén Martínez es el primero que ha llegado de los xixonencs. Mira a su mujer, Laura, que la espera. Una sonrisa complacida. Después su hermano, Cucu, que entra con el brazo levantado, y con la mirada también de Susana. Toni Alcover, satisfecho, Laureano, sonrriendo, Josep Miquel también, y unas merecidas palabras a Fabián, que con lágrimas conseguía su particular reto, por ahora, más duro!
Pero ante todo, (si quitamos el precio de la inscripción que es caro, la bolsa que no es demasiado allá, que no hay comida de calidad cuando acabas la carrera, una arroz bastante malo y hecho a desgana, y bebidas a cuenta gotas, o que hay escondida la publicidad de la marca comercial de Lurbel), si quitamos todo esto, encontramos una gran carrera, muy organizada, seria, dura, y donde la montaña es la protagonista, ese desafío que quieres conseguir, un reto personal, envidioso, y cuando llegas al arco de la meta, como decía el colega y mejor compañero, Joan de Deu Llinares a su muro «en este caso es real que una imagen vale más que mil palabras. Después de una carrera muy dura 42,5 km y casi 2700 de desnivel positivo; un rompe piernas sin descanso, subidas y bajadas muy duras; he podido acabar la carrera de Lurbel Aitana»; esta es la última finalidad!
Josep Miquel Arques
(1) Se denomina kilómetro vertical a una altimetría de 1000 metros en máximo 5 kilómetros.
LOS TIEMPOS FUERON
POSICION |
TIEMPO |
DORSAL |
PARTICIPANTE |
POS/CAT |
CATEGORIA |
26 |
05:36:03 |
610 |
Martinez Llinares, Rubén - CEX |
18 |
SENIOR |
53 |
06:15:41 |
611 |
Martines, Joan de Déu - CEX |
14 |
VETERANO |
63 |
06:23:05 |
560 |
Alcover Amor, Antonio - CEX |
18 |
VETERANO |
91 |
06:38:28 |
612 |
García García, Laureano - CEX |
57 |
SENIOR |
135 |
07:02:37 |
565 |
Arques, Josep Miquel - CEX |
43 |
VETERANO |
211 |
07:36:28 |
725 |
Garcia Bernabeu, Fabián |
73 |
VETERANO |